La tradición infantil de Halloween, de ir a pedir caramelos puerta a puerta, equipados con un “aterrador” disfraz, se vivirá hoy a pleno.
Detrás de esos niños están sus mamás, que organizan esas caminatas por el barrio y las fiestas en las que luego, los chicos comen y comparten su “botín”. De hecho, muchas le comentaron a LA GACETA que ellas también esperan ansiosas la fecha porque el ritual no solo incluye caramelos y disfraces, sino también estrechar lazos con los vecinos y unir un poco más a la comunidad. Todos planes ideales para la familia y los hijos.
Este tipo de iniciativas crece año a año en nuestra provincia a través del mundo virtual, ya que generalmente son grupos de WhatsApp en donde se definen detalles de recorridos, disfraces o festejos. Mientras que en las redes sociales aquellos que no han encontrado propuestas dentro de su círculo cercano, consultan en grupos comunitarios sobre lugares o iniciativas en las que sus hijos puedan vivir esta experiencia diferente.
¿Qué diferencias hay con lo que ocurre en Estados Unidos o Europa? Tanto en nuestra provincia como en otras partes del país, el día la celebración es flexible: no necesariamente se tiene que hacer el 31 de octubre, sino un fin de semana cercano a la fecha (generalmente el posterior). Además, el horario de la salida responde al clima, ya que los adultos suelen esperar a que baje el sol para que nadie sufra del calor. Otra diferencia es que aquí suele consultarse a los vecinos si quieren o no participar. En Estados Unidos, los niños tocan las puertas prácticamente sin preguntar.
Más de 200 niños
En el barrio Procrear de Yerba Buena, por esta época caminan por sus calles zombis, brujas, princesas y superhéroes, en busca de caramelos. Desde hace cuatro años que ellos iniciaron su propia tradición, cuando incluso las casas son preparadas.
Películas y series para ver en Halloween: escalofríos en las plataformas“La idea surgió en la pandemia, cuando los adultos que teníamos hijos empezamos a buscar alternativas para tanto encierro. Por suerte, somos un barrio muy unido y con un grupo de vecinos en WhatsApp muy activo por el que nos organizamos desde ese momento”, contó Cintia Tejerina, una de las madres que se encarga de este suceso.
La primera vez se necesitó una logística especial para no romper las reglas sanitarias que el coronavirus había impuesto. “Los chicos pasaron por las casas con barbijos y había alcohol en spray en las mesitas”, recordó la mujer quien resaltó que de todas maneras se disfrutó.
Así empezó Halloween en este barrio, en el que el año pasado contó con 220 niños participantes y este 2024 ya tiene 210 anotados.
Día de Brujas: actividades para hacer hoy en Tucumán“Para que ellos sepan qué puerta tocar, las casas que se suman al festejo se adornan con luces, globos o lo que sus dueños prefieran”, detalló Cintia y aclaró- “aunque casi nunca llegan realmente a tocar timbres, porque los vecinos salimos a la vereda a esperarlos”.“Es muy lindo ver como ese día ellos se apropian del barrio y lo recorren porque ese es el espíritu de nuestro Halloween: que la comunidad se conecte”, cerró.
Tarde de juegos
En el complejo de monoblocks de Lavalle al 1.500, hay un grupo de mamás que también se organizan para que “el día de brujas”, sea diferente para sus hijos. Dos de ellas son Beatriz Noguera y Gabriela Agüero.
“Lo que propusimos es que los niños se disfrazaran, ya que vivimos en un complejo cerrado y que a las seis de la tarde, golpearan puertas en busca de golosinas”, relató Agüero
Con platos temáticos, Halloween invade los comedores de la UNTAntes las madres consultaron a sus vecinos para no llegar a ningún hogar que se sintiera incómodo con la idea. “Ellos no dijeron ‘truco o golosina’ porque la idea no era replicar exactamente lo que sucede en otros países sino simplemente que ellos compartan algo distinto”, continuaron.
“Nuestro complejo tiene un patio muy grande donde usualmente los niños juegan y ese es el lugar que elegimos para que compartan caramelos y bebidas al final, comentó Noguera.
Una chance de disfrutar
Los niños del country La Reserva uno, también disfrutan de Halloween acompañados por sus papás. “Es un barrio grande pero con pocas casas. Por lo que primero hacemos una encuesta para saber quienes se suman y luego planeamos el recorrido”, dijo Gimena González Gómez, una de las anfitrionas.
Ahí los chicos se disfrazan como ellos se sientan más cómodos pero a veces las distancias son tan largas que sí se suman algunos vehículos para que el recorrido no sea tan pesado.
“Independientemente de las cuestiones de religión o controversia para nosotros es una oportunidad de compartir, conocer a más gente y disfrutar de la ilusión que a nuestros hijos les genera”, reflexionó Gimena.